Bendita lista

Fue en el mes de noviembre de 2010, mes en el que cumplía 6 añitos mi pequeño, cuando jugando tuvo un accidente y se rompió el cóndilo mandibular. Le tuvieron que operar, lo que le obligó a estar un mes con la boca cosida. Sí, así es, le cosieron con gomas de tal manera que no podía hablar, ni masticar, sólo podía comer líquidos a través de una cañita que yo con cuidado le colocaba estratégicamente en alguna ranura, que me permitiera la costura y entre diente y diente. Para él fue angustioso. Me decía balbuceando y, a veces medio llorando: «mamá quiero chuches», «quiero comer patatas fritas», «quiero comer…» y yo, no dejándome llevar por la angustia, intentaba que se olvidara de ello y lo distraía contándole historias, o jugando o, simplemente abrazándolo. No obstante, ello no era suficiente, su ansiedad aumentaba y la mía también al verlo así.  Pero, un día, se me ocurrió darle un cuaderno y un lápiz  y otros de colores y le dije: «haz una lista de todas las cosas que te vayas  a comer cuando te quiten las gomitas». La ansiedad de repente se volvió ilusión: «mamá mira  ¡cuántas cosas me voy a comer!», «espera que se me ha olvidado apuntar una cosa más». Y cuando ya pasó todo, comenzó a disfrutar de cada cosa como nunca lo había hecho antes. Bendita lista.

Estamos viviendo una realidad realmente triste y, aunque los que sólo tenemos que estar en casa, somos los que nos estamos llevando la mejor parte de la misma, también es normal sentir momentos de ansiedad,  esa que provoca el «no poder», que parece que a veces nos falte el aire,  porque no podemos pasear por la calle, ver y abrazar a nuestros seres queridos, de quedar con amigos y tantas más cosas, unas simples, otras más importantes, ahora todas extraordinarias. No obstante, no nos dejamos llevar y encontramos la fortaleza en la razón de ello: estamos protegiendo a los demás, cuidando de nosotros. Y, con ello, el mayor postulado del amor se hace más real que nunca: «ama a los demás como a ti mismo». Pero en ese cuidado, se me ocurre que también podíamos hacer «listas» y convertir la ansiedad, que nos hiere, en ilusión que nos ayuda a vivir, en esperanza. Cuando pase todo esto: ¿qué es lo primero que va a hacer?

Les dejo que voy a hacer mi «bendita lista».

Les deseo con toda la fuerza de mi corazón SALUD Y GANAS.

María del Castillo Falcón Caro

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