51 mujeres asesinadas, ¿cuántas están sentenciadas hasta final de año? ¿Aún faltan seis, como en el 2013 y 2012? ¿O 16, hasta llegar a las 67 del 2011?

Esa es la pregunta que más de una vez me he hecho por estas fechas, cuando las estadísticas anuales hacen gala en los informativos. ¿Son números? NO! Son mujeres que estaban vivas, y hoy hay muchas en peligro de muerte. ¿Demasiado trágica?, ¿yo?, ¿o es la realidad de una tragedia?. Tomar conciencia de ello una vez al año, con motivo del 25 de noviembre como día de la no violencia contra la mujer, no es suficiente. Es necesario tomar conciencia cada día para cambiar una realidad que nada bueno dice del ser humano.

Lágrimas derramé cuando hice la investigación sobre esta realidad, que se tradujeron en palabras, frases y en un libro y algunos artículos, pero también en hechos y propuestas y no sólo legislativas, que dicho sea de paso, haría falta un gran repasito de ello que permita la actuación profesional que merece, y cuando digo “profesional” digo también “humana”, que no son términos excluyentes entre sí. De nada sirve que se emita un informe por un equipo psicológico adscrito a los Juzgados de que una mujer es víctima de malos tratos, si no se actúa para hacerla fuerte, y no huya de un procedimiento ante el que se siente desvalida. No es una crítica a estos profesionales, pues en los juzgados se hace lo que se puede con lo que se tiene, que es poco y puede ser más, pero no hay que olvidar que el Derecho penal actúa a posteriori, y en este tipo de hecho es esencial la prevención y para ello tenemos que emplear herramientas más poderosas como la unidad de actitud, la educación contra la violencia de cualquier tipo, la conciencia global de intolerancia, el respeto a las verdaderas mujeres maltratadas, apoyándolas, fortaleciéndolas para que salgan de ese ciclo de la violencia y nunca más vuelvan a entrar, luchar contra el miedo y sobre todo saber cómo hacerlo… DECIR Y HACER!

Es prevención a cualquier escala,  pero es también hacer profesionales que sepan ayudar a una mujer a salir del ciclo de la violencia, y a las demás generaciones para que no sean herederas de ello y se rompa el ciclo intergeneracional…

Alguna vez he dado charlas a los adolescentes de los Institutos y no es cierto que no escuchen. A pesar de las hormonas revolucionadas, ellos escuchan cuando se les tiene algo que decir, y hay mucho que contarles para hacerles VER que ellos tienen el poder de decidir quiénes son y donde quieren estar, cortar ese ciclo intergeneracional, pararlo, porque ellos no tienen que ser herederos de una realidad retrógrada que no les corresponde seguir.

En las clases de mediación escolar que imparto hay dos temas que trato, el bullying y la violencia de género, dentro de la identificación del conflicto, aunando tres de mis especialidades: la violencia de género, la justicia de menores y la mediación como método o instrumento que lleva a implantar la cultura pacífica de resolución de conflictos. La información y la educación en la educación, valga la redundancia, son esenciales. No me cansaré y hago lo que puedo, porque ver esa realidad de cerca es terrorífico y se te queda dentro para siempre… Mi medio, mi instrumento son mis manos al escribir esto, también es Integrar-Te (www.integrarte.es), algo más que un centro de formación y de mediación, que construimos para potenciar la actitud de la cultura pacífica a través de la Mediación, enriqueciendo primero la personal del profesional, mis clases, mi voz, mis alumnos/as, mi profesión, la actitud de intolerancia ante algunos hechos y el trabajo diario por la pacificación de los corazones y de las mentes… Es mi pequeña aportación diaria, pero no es suficiente si está sola, trabajo pensando con el corazón y desde él os invito a que vuestra actitud sea fuerte en esta lucha diaria por hacer un mundo mejor, tu mundo mejor…