Los comienzos

Porque, como dice un amigo, a veces hay que ir al origen para tomar perspectiva y seguir construyendo tu vida, recordar el camino y continuar tu sueño.

No me voy a remontar a cuando era pequeña y quería ser maestra, o ¿sí?.  Me temo que ya me he remontado… Pues sí, quería ser maestra cuando estaba en el colegio, profesora cuando estaba en el instituto, y profesora de universidad cuando ya estaba estudiando Derecho. Así que nada más terminar la carrera ya estaba metida en el departamento de Derecho penal y procesal de la Universidad de Sevilla, matriculada en los cursos de doctorado, en la diplomatura de Criminología, y en los cursos de prácticas forense en el Colegio de Abogados, mientras elegía tema de tesis, y empezaba a acompañar a mi director de tesis D. Miguel Polaino Navarrete a sus clases, y a la vez aprendía a investigar, a escribir desde un punto de vista científico y académico, y a publicar artículos en los que expresaba mi propia opinión sobre cuestiones jurídicas y por tanto humanas.

“Escribir”: disfruto escribiendo, desde que era pequeña, pero no, no me voy a remontar a cuando… O ¿sí?… La cosa es que me despertaba de madrugada con el deseo de escribir lo que había soñado, o mientras estudiaba y de forma paralela escribía lo que se me ocurría, sueños y cuentos…

“Investigar”: dicen que “la curiosidad mató al gato”, sin embargo, a mí me da vida: leer, me encanta la literatura y la filosofía, descubrir cosas, el significado de unas, el origen y evolución de otras… Y no sólo en los libros o en las opiniones de los ilustres, pensadores, filósofos o juristas,  sino también en la investigación empírica de diferentes realidades, como la de los malos tratos, de la que salió mi tesis doctoral, y después un libro y más artículos sobre el tema…

Mi vocación la tenía bien definida desde siempre: enseñar.

Mi convicción: no se puede enseñar sin experimentar, vivir, investigar, crear o escribir. Si se hace eso no es “enseñar”, es otra cosa, y yo quería “enseñar”, llegar al corazón y desde ahí remover conciencias para ampliarlas y hallar nuevos caminos. ¿Suena romántico? Será porque lo era, lo es, además no creo que haya ningún soñador que en el fondo no sea romántico…

Con esa vocación y esa convicción debía conocer la realidad jurídico-social. Así que empecé por ser abogada durante más de tres años, juez durante siete años, fiscal durante ocho años, y más recientemente, secretaria judicial (actualmente llamada letrada de la administración de justicia) algo más de un año, y desde el principio de forma paralela sin dejar mi faceta docente, investigadora y escribiendo. Todo el tiempo buscando la pieza del puzzle que me faltaba en un sistema judicial que se cae por exceso de trabajo e imposibilidad de solucionar conflictos de intereses arraigados…

Encontré esa pieza en Madrid, años atrás, mientras estudiaba la licenciatura de Criminología, esa pieza era “la mediación”. Así que volví a Sevilla y me formé, y después investigué, medié, escribí, y durante dos años “enseñé” en la Universidad Europea de Madrid la asignatura “Mediación y resolución de conflictos” en el Grado de Primaria, y logré remover corazones y eso removió el mío enteramente. Así que mi sueño empezó a tomar forma, porque en él aunaba mi vocación y mi experiencia profesional, investigadora y académica… Sin dejar de investigar y leer encontré la PNL (Programación Neurolingüística) enseguida me di cuenta que era una herramienta perfecta para aplicarla al proceso de mediación y ese fue el comienzo de creación de otra escuela: la integradora, al principio la llamé “alternativa”, porque era la escuela que guiaba la mediación por caminos alternativos a los convencionales, pero el cambio de nombre a “integradora” tenía que ver mucho con su fundamentación: la interiorización, integración de la actitud del mediador, que tiene que ver con el “ser” mediador y no sólo “estar”, para que la profesión adquiera la coherente, especial, específica y excelsa categoría que le corresponde… Poco a poco la desarrollé, estudiando y escribiendo cada paso desde su origen, fundamentación, principios, etapas…

Desde que empezó a conformarse mi sueño sabía lo que tenía que hacer, con mis programas en mano, proyectos, y mi investigación paralela a toda esta evolución así que primero fue la empresa Mediar-Te, que se diluyó, creándose más tarde Integrar-te, que también desapareció porque todo pasa por algo, y nació el IMI, Instituto de Mediación Integradora y ahora continua el sueño haciéndose realidad, y no tengo más que terminar agradeciendo a todas aquellas personas que están en esta aventura conmigo, su apoyo, cariño y confianza.

Jaume Serral, Bárbara Bermúdez, María José Falero, Cristina García, Javier García, Antonio Chamorro, Pedro García…

 

Gracias por ser y estar a todos.

Dra. María del Castillo Falcón-Caro

 

 

 

2 thoughts on “Los comienzos

  1. Brillante. Ya apuntabas esa brillantez cuando te conocí, cuando eras una tierna estudiante de Derecho, a la par inteligente e ingenua. Viví de primera mano y en «directo» tu trabajo con D. Miguel Polaino en su departamento, al que te acompañé en más de una ocasión.
    Pasado el tiempo cada cual toma el camino al que le conduce la vida, y al leer lo que escribes siento la enorme alegría de tu trayectoria y también la tristeza de haberme perdido muchos de tus logros y triunfos, aquellos con los que soñabas y que hoy son realidad. Y los muchos que quedan. Sin duda.

Responder a Manuel Pérez Ruiz Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *